martes, 3 de julio de 2007

Una de piratas

Ha llegado el momento de empezar a darle un poco de contenido a esto. Al fin y al cabo, inicié este nuevo proyecto porque me sentía un poco limitado por las cinco mil palabras por post que me permitía mi fotolog. Bueno, por eso y porque nadie lee lo que escribo ahí, y quiero dilucidar si es que por que soy malo escribiendo o porque ese no era el ámbito indicado para expresarme.

Hoy voy a intentar explicar algo que ya muchos entienden pero que otros mezclan y desconocen. Los medios confunden a la gente creando un miedo infundado. Meten en la misma bolsa a los que descargan cosas de la red, los que compran cd’s truchos y a los que los generan. Una gran ensalada de personajes antagónicos o parecidos, todos son "piratas", sin diferenciar nada, todos en la misma bolsa.

Entonces ¿como poder identificar a cada sujeto?

Tenemos un producto, fabricado en masa por una empresa y creado por un artista. Hasta ahí lo normal. Este producto se vende en locales comerciales, se muestra en un cine o en un recital, se pasa por radio o TV, etcétera.
Este producto puede transferirse con venta o intercambio. El primero tiene un marco legal, y al segundo, se lo trata de criminalizar, pero es la forma más básica de comercio y de cultura.

Si yo te presto el producto para que lo veas en tu TV o lo escuches en tu reproductor, estoy compartiendo. Te lo puedo regalar, te lo puedo prestar, lo puedo intercambiar por otro bien. Esto es el intercambio informal y básico en cualquier sociedad moderna. Va con la humanidad.
Pero tenemos una forma de venta (no intercambio) que es ilegal y que todos reconocemos como tal: la piratería. Un individuo (en realidad unas cuantas mafias bien organizadas) toma el producto y realiza miles de copias, arma el packaging, etc. y no paga regalías, ni impuestos, ni nada. Lo distribuye en el mercado negro y lo vende a un precio inferior que el original: Le roba a la sociedad y el artista no cobra ese céntimo miserable de regalías ni la empresa cobra esa fortuna morbosa de las ventas. Eso chicos, es la piratería. Y es lo que realmente compromete a la industria discográfica.

Ahora bien, el primer caso se emparenta con el P2P, uno no vende, intercambia, presta, regala. Otro hace lo mismo y así una gran cadena de regaladores. El segundo caso es lucrativo, es punible y es ilegal.
Y no son iguales la puta que los parió. ¿Se entiende?
Son dos casos bien distintos. Después podemos discutir si una cosa corresponde o no, si habrá una nueva legislación para el primer caso, si lo que mata a la música es el músico de mierda o el inescrupuloso público, etc. Pero comencemos por hablar con propiedad y no meter a todos en la misma bolsa.

La mentira inicial comprende el instaurar la idea de que en nuestro país la descarga de música es ilegal. En realidad hay un enorme vacío legal al respecto.

La segunda mentira, y más común, es la de instaurar la idea de que el que lo hace (descargar o compartir) es un pirata. Primero que nada, no ataco barcos, ni tengo pata de palo, ni un loro al hombro, digamos, no soy pirata. Segundo, el que descarga unos temas no está lucrando. Eso si sería delito, el lucrar, pero uno no lucra compartiendo.
Si no decreten que todo criminal es quien hace algo ilegal y le damos a todos la misma condena. Total, son todos iguales. Si matás, sos pirata, si violás, sos pirata, si robás, sos pirata. Total es más o menos lo que hacían los piratas en el siglo XVI.
Y es que esto, en el fondo, responde a una cuestión filosófica o moral. Si la gente cree que tiene derechos no se la puede cagar. Entonces empecemos por anularle los derechos, en este caso, a compartir. Luego, el ladrón propiamente dicho podrá ser castigado, ya que para él ya existían leyes, pero antes hay que violar la libertad y los derechos de los que no tienen una ley encima que los oprima.

Es la filosofía corporativa. El gobierno y el estado sólo sirven para servirnos a nosotros, no al pueblo. El pueblo debe estar librado a nuestras mercancías pero no a sus decisiones y opiniones. Las leyes deben someter al pueblo a nuestro mercado.

El paso siguiente de estos delincuentes es demandar a usuarios de internet. Si dejasen de criminalizar a su propio cliente y comenzasen por cambiar su producto, bajar sus márgenes de ganancias, adaptarse a las nuevas tecnologías en vez de querer forzar a que la gente cambie para sus intereses privados (eso es robo, eso es piratería), la cosa cambiaría. El problema no está en que uno intercambie, el problema principal es que lo que motiva a la gente a hacerlo no es precisamente la buena calidad del producto o del productor. Es una consecuencia de que la empresa no quiera que el producto llegue al público de la forma que el público espera recibirla, si no que pretenden que uno se adapte a lo que ellos imponen.

Y aclaro que esto es mi opinión y lamento si molesto a alguien. Estoy a favor del derecho de un artista a ser retribuído pero estoy a favor del derecho del comprador a hacer lo que quiera con el producto comprado.

El compartir es un derecho, éste no puede ser bloqueado por el interés particular de lucro constante de una empresa. La empresa ya lucró con la venta del bien, no necesita para sobrevivir lucrar constantemente con un producto ya vendido.

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