Resulta que Metrovias organizó un concurso literario en el cual invita a sus lectores a que envíen sus "Anécdotas de Viajes" y piensan premiar al ganador con $ 3.000. Como yo soy un eximio escritor (?), observé en este concurso la posibilidad de alzarme con unos pesitos extras como para pasar el invierno (aunque todavía estemos en verano).
Ideas no me van a faltar, porque con lo mal que viajamos en los subtes de mierda que tenemos, cada día hay una anécdota nueva. Es como un chiste, pero de mal gusto. Viajamos para el culo y encima nos toman el pelo. Pero ojo, Metrovias nos hace viajar como ganado pero como es una empresa muy pro nos pone Wi-Fi en las estaciones (la verdad, envidio al corajudo que se anime a sacar una notebook o una laptop en un medio de transporte público) y organizan diferentes concursos culturales (fotografía, literatura, etc.).
El momento complicado llegó a la hora de elegir cual de las anécdotas narrar. Se me ocurrió hacer un relato a cerca del día que los infelices de los empleados de Metrovias estuvieron de paro y yo me tomé el 24 para ir a laburar y estuve 1 hora y 45 minutos arriba del bondi. Pero después me di cuenta que iba a terminar hablando mas del colectivo que del subte y entonces no iban a elegir mi historia.
Pensé en contar la historia del Minotopo. Ser mitológico, mitad hombre mitad topo, que habían ideado los "creativos" de Metrovias. Este mito, que era una adaptación porteña de otro griego (si no me falla la memoria) fracasó rotundamente, porque obviamente no se puede crear un mito de arriba hacia abajo sino que el proceso se de en sentido inverso. En mi idea, el minotopo, encolerizado con los directivos de Metrovias que no le hicieron una buena campaña de prensa, ahora busca venganza. Recorre los túneles de los subtes y devora impiadosamente a los empleados de seguridad, que en vez de hace su trabajo (capturar chorros), charlan con el tipo del puesto de diarios, relojean culos y mandan mensajitos de texto. La idea se pinchó cuando descubrí que de anecdótico no tenía nada, sino que en realidad era más bien una leyenda y no un relato real de un suceso que me hubiese ocurrido.
Entonces vino a mi mente la idea de relatar sobre una tarde que la que el subte funcionaba con demora. Los minutos y el subte no sale. Los pasajeros, impacientes, comienzan a reclamar. De momento se oye por los altoparlantes que el servicio ha sido "interrumpido". Es entonces cuando una manada de desaforados usuarios de subte arremete a patadas contra la boletería de la estación Leandro N. Alem y profieren insultos contra los dueños de Metrovias y el Jefe de Gobierno porteño. Finalmente, la situación se calma, la empresa reintegra el dinero del pasaje o entrega una tarjeta por un viaje y la gente se retira, puteando por lo bajo, a tomarse un colectivo. La historia era buena, concreta, pero se veía seriamente dañada la imagen de Metrovías, así que finalmente esta opción fue descartada.
Finalmente me iluminé, pensé. Voy a escribir sobre un subte que desaparece súbitamente. Una tarde una formación se pierde dentro de un túnel y nadie puede hallarla. Los encargados del subte buscan soluciones desesperadas. Entonces, un funcionario de poca monta aporta una idea que es descartada de cuajo por la cúpula de la empresa. El pibe, desanimado, se enamora de una chica que lo convence de que debe salvar a esa gente. Este, entonces, acude a la ayuda de un científico loco venido a menos que logra descifrar el enigma y descubre la forma de traer a la formación perdida de la dimensión paralela en la que se encuentran. Allí parten, acompañados de una niña y de un perro (porque los niños y los perros hacen mas emotivos los relatos) y después de mucho insistir son escuchados. Finalmente rescatan al subte perdido. Al viejo le dan un premio, el pibe recibe un ascenso y se come a la minita y el perro, bueno, no se, al perro se lo come el minotopo (aunque eso era de la otra historia). Era todo muy bueno, hasta que me di cuenta que se parecía demasiado al guión de la película Moebius y me quede en bolas nuevamente.
Me acordé de tanta gente que me había contado que le habían choreado en el subte. A mi por suerte nunca me pasó (me chorearon en muchos lados y de muchas formas, pero por ahora en el subte estoy virgen) pero de tanto escuchar relatos parecidos me lo sabía como si la historia fuera mía. Entran dos pibes al vagón, con pinta de pibe chorro. Casaca de fulbo (no fútbol, y si es de algún equipo groso de afuera mejor), bermudas, llantas de $ 400 que nadie sabe como pagaron, claritos, gafas negras y la gorrita con la visera para arriba (para que se vea el flequillo con los claritos). Uno de ellos se pone a su lado con una chica que va charlando con una amiga y carga una mochila por su espalda. Y ustedes saben como son las mujeres cuando se compenetran en una charla, puede pasarles un avión por al lado que no se enteran. El punga abre sutilmente la mochila de la chica. Llega a la estación y se baja. Entonces entra en acción su amigo/socio/cómplice/secuaz. Se acerca sutilmente y mete la mano (que llevan cubierta con una campera para caretearla) y sustrae algún elemento de valor (o varios). Llega a la parada y se baja. Rato después la mina se aviva, putea, llora. Pero ya es tarde. Todo venía bien, pero algo malo iba a pasar. Y lo malo, justamente, es que en esta historia ganan los malos. Y nadie le gusta que ganen los malos. Entonces la deseché.
Cuando ya me iba resignando pensé en escribir sobre un vengador anónimo. Un superhéroe que recorría las distintas líneas del subte haciéndose eco de los reclamos de los usuarios que los hijos de puta de Metrovias no querían oír. Este paladín de la justicia recorría las diferentes estaciones golpeando hasta el hartazgo a los boleteros que se negaban a entregar el vuelto a los pasajeros por falta de monedas. Pero después pensé (aunque no lo crean) que si algún día llego a masacrar a uno de estos hijos de puta por no venderme mi boleto, el relato podía ser usado en mi contra en un posible juicio.
Finalmente, acá sigo, encerrado en esta inmunda oficina, pensando sobre que mierda puedo escribir
18 comentarios:
jajajajaja.. yo no se metrovias te daria el premio, yo seguro.. me hiciste escapar de la oficina un ratin! Gracias nene!
Besos...
Voy a anotarme en el concurso, tal vez me pague las vacas de invierno no?
Podríamos filmar un documental. Yo hago de vengador anónimo, por favor!!
Buenísimo post!!!!
Yo presentaba directamente este post. Sin pensármelo. Ha sido una lectura divertida...
Sapa: Y anotate. Y si ganás, obvio que me hacés un regalito por darte la idea.
Caro: Tu vocación criminal empieza a asustarme un poco, debo confesar. Pero bueno, acepto siempre y cuando me quede con los cargos de guionista y director, las camaras no son para mi.
Carlos: No creo que hubiese ganado. Además, todavía no estoy preparado para la fama.
Estoy indignada! ¿Dónde estaba escondido este blog y porqué no lo encontré antes?
Generalmente espero leer unos cuantos posts más hasta agregar blogs a mis links pero ahora que estoy medio apurada leí los últimos dos y me encantaron. Ya me convenciste, te agrego así me paso seguido y no me cuelgo. Y obviamente seguiré leyendo cuando tenga más tiempo.
Y sobre "Anécdotas de viajes", pasé por lo mismo, solo que me desanimé más rápido que vos. Después de pensar una hora me fui a dormir con la excusa de "Pero si hay millones de personas que escriben mejor que yo, no voy a ganar", pero bueno, tal vez mande algo sin decirle a nadie así si fracaso no se enteran.
Un beso!
Naaaah, soy re buenita...
Mi descarga es verbal o escrita...
Mayfair: Usted escriba, si es que le gusta. Total en caso de que no gane, tampoco pierde. Y bueno, gracias por los halagos y espero verla seguido por acá.
Caro: ¡Ah! sos como yo, pura espuma.
lo mejor de moebius era ver los nombres de las estaciones, onda adrogué o algo así
la red era re extensa, eso me alucinaba a mí
Horacio: Tanto no recuerdo, pero al menos llegaba hasta Dock Sud, porque el pibe vivia en los monoblcks que estan al lado de donde ahora esta el peaje de la autopista bs as - la plata
y qué tal si escribe sobre la promiscuidad y el sexo rápido y furtivo en los baños de constitución?
ah, otra cosa...
probó ir a un taller literario de alguien que sepa escribir por lo menos?
Mellizo: Es la segunda vez que posteas en mi blog y la segunda que lo haces en malos terminos. Eso me lleva a pensar que no te gusta el blog y en ese caso no entiendo bien para que volvés. Pero bueno, si agredirme a mi te sirve para descargar tus frustraciones, me alegro por vos.
mató la frase final melli:
"inalmente, acá sigo, encerrado en esta inmunda oficina, pensando sobre que mierda puedo escribir" jajaja me dió mucha más risa que todo el resto... que bueno como la remataste... saludos!
Ceci, alguna vez escuche que lo mejor hay que dejarlo para el final, y bueno, trato de hacer eso.
nunca anduve en esos subtes porteños porq soy del interior de Cba, pero veo q parecen un infierno. Sin demasiada masividad, en mi ciudad los colectivos para ir a trabajar o a la universidad son un desastre, prometieron unidades "nuevas italianas" que lo eran. Pero al tiempo se rompían como si nada..bah un servicio pésimo en general, nunca pasan a tiempo, etc.. parece q el tema transporte publico está MAL en todo el país.
PD: y eso q a mi ciudad, le pusieron "portal del turismo cordobés" - slogans...
Pues te cuento que hoy en el subte vi a un tipo de unos 35 años, muy bien vestido (traje impecable, con corbata al tono), escarbando en su nariz con el dedo índice...mirando el resultado en la yema de su dedo, y posteriormente llevándoselo a la boca...
Te doy mi palabra de blogger...es un hecho verídico
Saludos!!
Jose: No es una aventura muy grata que digamos, pero creo que viajar en un subte porteño es una experiencia que todo ser humano debería vivir antes de morir.
Zeb: Creo que es tema algo desagradable como para mi relato, pero gracias igual por la colaboración,
Y si hacés un relato sobre todas als desventuras juntas que pueden ocurrirle a un viajero de subto??? Pero que tenga final feliz y se quede con la chica, si, esa que le robaron y el le prestó los 70 para el viaje de vuelta....
:p
Más allá de la ironía, realmnete buenisimo!
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