Salir a caminar por las calles de Buenos Aires implica enfrentarse a una fauna asombrosa. Fauna increible si las hay. Mas sorprendente que la de la virgen selva del Amazonas, de la inhóspita Australia o de las maravillosas profundidades del océano. Esta fauna está compuesta por ejemplares únicos, asombrosos, increibles. ¡Ah!, y odiosos. Personajes odiosos.
Todo esto viene a cuento porque ayer tuve un entredicho con un integrante de estas especies. Se trata del grupo de gente que se intromete en las conversaciones ajenas. El entredicho fue duro y sacó todo el mal humor que hay en mi.
Resulta que iba yo caminando por la calle Florida con un par de mi ex compañeros de trabajo con los cuales había ido a almorzar. Al pasar frente a un edificio que posee la Sociedad Rural en Florida y Lavalle surgió una conversación sobre el tema del momento.
Fue entonces cuando la energúmena que motivo este post apareció en escena y me increpó, no de buen modo, por mis opiniones. Mi primera reacción fue contestarle correctamente, intentando revatir sus argumentos pero dada la verborragia de la señora, le terminé sugiriendo que no me rompiese las pelotas dado que yo no estaba hablando con ella y que caso contrario iba a obligarme a evocar a Luis D'Elia. Parece que la señora comprendió el mensaje y se distanció de mi. Pero como siempre digo, el daño ya estaba hecho y el fastidio me duró un buen rato.
Pero esta no es la única especie sub-humana que uno debe enfrentar por estos pagos. Hagamos un pequeño repaso de otros molestos seres que pululan por estas calles:
- Los que te tocan el hombro o el brazo para hacerte una pregunta. Realmente me saca. ¿Para que mierda me tienen que tocar? No es que sea de esos neuróticos a los que les da asco que los toquen pero dado que el ser humano aprendió a expresarse a través de un vocabulario articulado hace ya miles de años creo que sería mas facil si todos nos comunicásemos a través de este modo.
- Los que cuando están esperando para cruzar van invadiendo lentamente la calle. Mientras esperan que el semaforo se ponga en verde, no logran controlar la ansiedad y abandonan la acera para ir avanzando sobre la calzada. Dado que ocurre desde ambos lados, se genera un efecto embudo sobre la calle, limitando la circulación de los autos, sobre todo de aquellos que intentan doblar. ¿El resultado? Cuando por fin el semaforo se pone en rojo, varios autos quedan trabados entre estos energúmenos y finalmente aquellos normales que estabamos esperando para cruzar pacientemente ahora lo tenemos que hacer esquivando autos y a estos especímenes.
- Los que caminan en grupitos ocupando toda la vereda. En este caso partimos de la base que las veredas del microcentro suelen tener un ancho mínimo, insignificante, irrisorio, donde muchas veces solo pasan dos personas (una en cada sentido). Entonces aparecen estos ejemplares, los cuales se mueven en manadas, ocupando toda la condenada vereda. Para completar, suelen desplazarse lentamente porque suelen ir hablando de cualquier boludez. Y yo, que siempre estoy apurado termino en la encrucijada de pedir permiso, medio a los empujones o arriesgarme a esquivarlos por la calle corriendo el riesgo de terminar aplastado por una moto o un camión transportador de caudales.
- Los que bajan a fumar a la vereda. Son una evolución de la especie anterior. Estos se agrupan en manadas de entre 3 y 10 integrantes, a consumir el tabaco necesario para continuar sus vidas desparramados por toda la vereda impiendo el paso de los transeúntes. La prohibición de fumar en lugares cerrados generó una proliferación de estos animalitos.
- Los vendedores ambulantes. A estos directamente habría que meterlos en una reserva, o decretarles una temporada de caza para erradicarlos. Como si ya no hubiese sufieciente problema con toda la gente que transita la zona los señores le agregan un problema mas, ocupando los espacios públicos para hacer sus negocios, entorpeciendo el tránsito. Que se vayan a una plaza o que se compren un localcito pero que rajen de la calle porque molestan, y mucho.
6 comentarios:
¿Quieren escuchar el audio entre Fernando Peña y Luis D'Elía en El Parquímetro?
Dura 1 minuto y pico.
Escuchalo en el blog Cynega: http://www.cynega.com.ar/
¡Saludos!
Coincido con vos, sin embargo, hago una salvedad: Los seres humanos usamos el lenguaje para expresar algunas cosas, pero... menos mal que podemos usar el lenguaje corporal para expresar otras!!! Imaginate lo que sería garchar sin tocarse, y solo hablando! :P
Sí, tenés mucha razón. Te agrego un ítem que me molesta muchísimo: los padres que paran en doble fila mientras esperan que sus hijos salgan de la escuela. Parece que los infantes (o ellos mismos) no tuvieran capacidad de caminar un par de cuadras, ubicación que seguramente les garantiza un correcto estacionamiento. No me conmueven ni siquiera los párvulos, ya que al ser educados por adultos de esta calaña, seguramente el día de mañana tendrán el mismo porcentaje de respeto por el prójimo.
Hay cada uno en la calle!
PD: HAY COSAS PEORES se enorgullece en presentar su nuevo blog de cocina: http://cualquierapuedecocinar.blogspot.com
Sean bienvenidos!!
Gioconda
UFFF aquellos que van caminando de a cuatro o cinco... y encima lento...... los mataria!!
y a mi tampoco me gusta que me toquen (si me preguntan algo, claro)
beso!
A mí me pone medio loquita eso de microcentro... hay sólo dos carriles, respetemos!!!!!!!!
Me estoy topando con una nueva especie, la señora que te prengunta en la parada del colectivo "tomás el 95?", y ante la respuesta negativa se te pone adelante.
Por qué, señora? Por qué lo hace??? Eh????
Publicar un comentario